Con
cinco titularísimos que no se
subieron al avión por lesión se presentaba el Real Madrid en el Parque de los Príncipes. Se enfrentaban los dos únicos equipos imbatidos
que quedaban en esta Champions. Y acabaron imbatidos. Combate nulo, no hubo ni vencidos ni vencedores, a lo que el resultado se refiere. Pero el Real Madrid demostró personalidad, a falta de juego, carácter en varios jugadores y eso cuenta mucho más de lo que parece para ganar una Champions. Se vio durante la primera parte la mejor versión del Real Madrid en lo que llevamos de temporada, que se desinfló en la segunda parte sin perder el riguroso orden táctico que impera en la pizarra de Rafa Benítez. Brillaron con luz propia Marcelo, Toni Kroos y Casemiro.
Los primeros cuarenta y cinco minutos arrancaron con un intercambio de golpes, como si de un Pacquiao – Mayweather se tratara. Sin mucha profundidad pero con llegadas a las áreas. Blaise Matuidi rompió la timidez de ambos equipos con una primera ocasión de peligro merced a un fuerte disparo desde la frontal del área que atajó con seguridad Keylor Navas. A partir de ahí los de Benítez, con una presión muy alta, fueron ganando metros y eso provocó que el PSG se encerrara de cada vez más. Si bien durante los primeros minutos los de Blanc sacaban el balón jugado desde atrás (se nota la mano del técnico francés en este equipo), al final acabaron rifando el balón. Los blancos acabaron la primera mitad con dos grandes remates de Cristiano Ronaldo que Trapp desvió a saque de esquina. El Real Madrid encontró los mejores minutos al borde del descanso, tanto en faceta defensiva como en ofensiva.
Se vio al mejor Real Madrid de la temporada en París durante la primera mitad, pero sobretodo se vio al mejor Madrid defensivamente. Se defendió lejos del área de Keylor y eso provocó que el costarricense apenas tuviese trabajo. La pareja de centrales superó la prueba con nota, sobretodo Sergio Ramos. Colosal. Y en el centro del campo, a falta de fútbol o juego se vio carácter, garra y personalidad en hombres como Casemiro, uno de los jugadores más infravalorados por Ancelotti. Otro jugador que destacó en su mejor versión fue Toni Kroos. El alemán, volvió a ser el jugador que enamoró en las primeras semanas.
En
la segunda mitad los franceses dieron un paso hacia adelante y buscaron la
portería del costarricense. Los metros que adelantaron los franceses
sirvieron de advertencia para que el Madrid no asumiera tantos riesgos dejando
espacios atrás. Benítez sentó a Isco y a Jesé para sacar a Modric
y a Denis Cheryshev y jugar con un
4-1-4-1, dejando a Cristiano como
islote solo en punta. Los cambios del técnico madridista evidenciaron que se quería fortalecer el centro del campo y esto provocó que los locales acabaran el partido en el área blanca. Cuando más atacaban los franceses mejor defendieron los de Benítez que, una vez más repito, hicieron un partido espectacular en defensa.
El Real Madrid saca un valioso punto de un campo muy complicado, donde el rival estaba imbatido y al que visitaba sin jugadores clave como James, Benzema, Bale o Pepe. El punto es bueno, pero las sensaciones de equipo sólido, compacto y que, a falta de fútbol por el sistema que le gusta a su técnico, tira de personalidad son mejores.
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