El Real Madrid frenó en seco la hemorragia de Wolfsburgo con una goleada al Éibar cargada de buenas sensaciones. Se recuperó la intensidad que se había perdido en Alemania, pero sobretodo, se volvió a ver una buena versión de Isco y James. No nos engañemos, el Éibar no es el Wolfsburgo (de hecho, el Éibar todavía no le ha marcado un gol al Real Madrid en Primera División), pero sí que sirvió para que los menos habituales dieran un toque al míster: Aquí estamos. Zidane hizo bien en rotar, pero fue una rotación incompleta, porque faltó Cristiano, que, por suerte, salió ileso de un partido intrascendente. Con el once que sacó el francés y los cambios que hizo marcó una clara línea entre los titulares y los suplentes, pero por momentos esa línea fue de cada vez menos clara. Buena noticia.
Sólo repitieron tres jugadores con respecto al partido de Wolfsburgo en el once titular: Pepe, Casemiro y Cristiano. El central portugués, escoltado por Nacho, Carvajal y Arbeloa. Al centrocampista brasileño le acompañaron Isco y James y arriba dos mirlos seguirían al astro portugués: Jesé y Lucas. Toda una temeridad que jugara CR7 con el Real Madrid jugándose la temporada el martes, pero parece que es intolerable que Luis Suárez le adelante en el Pichichi. Por otra parte, llamó la atención que en el once inicial blanco hubiese siete canterano. Sí. Siete mirlos. ¿Cuánto hacia que Valdebebas no tenía una representación tan grande en el primer equipo en Liga?
El equipo armero se plantó en un soleado Santiago Bernabéu con Borja Bastón en el banquillo y con tres baleares sobre el once. José Luis Mendilibar hizo un planteamiento valiente que consistía en una defensa muy adelantada y una presión alta de todos sus hombres de ataque, acumulando hasta seis hombres en campo contrario. Pero con un transatlántico como el Real Madrid un planteamiento así debía de ejecutarse a la perfección o suponía un suicidio. Como así ocurrió. A los cuatro minutos, una entrada de Dani García sobre Jesé al borde del área la aprovechó James Rodríguez para abrir el marcador. El colombiano ejecutó muy bien una falta al palo derecho de Riesgo con la ayuda de Pepe, que tapó la visión del balón al portero visitante.
Los blancos aprovecharon la defensa adelantada del Éibar y la lentitud de los zagueros visitantes, sobretodo de Iván Ramis, para sentenciar el partido en apenas dos minutos. Pasado el cuarto de hora, Isco metió un buen pase entre líneas para que Cristiano recortara dentro del área y cediese el esférico a Lucas Vázquez para que el gallego hiciese el tercero. Todavía no se habían repuesto los de Mendilíbar del tortazo y se vieron en la lona. El K.O. llegaría dos minutos después. Un buen pase a la espalda de Ramis, a quien Jesé ganó en velocidad, acabó con una cesión a Cristiano Ronaldo para que el luso acabara de rematar el partido. Tres goles en menos de veinte minutos con un banquillo que se reivindicó y que lanzó un claro mensaje al míster.
El equipo vasco intentó crear peligro a través de centros de Keko Gontán y de internadas de Escalante, pero la concentración madridista neutralizó cualquier peligro, que fue poco. Los blancos, por su parte, seguirían amenazando el marco contrario con balones a la espalda de los centrales, que sufrieron mucho durante el partido. Esta vez sí que se vio a los de Zidane más concentrados que un bote de Fairy Nada como tocarte un poco el orgullo para reaccionar. Iván Ramis daría el susto a diez minutos del descanso con un fuerte golpe en la cabeza. Afortunadamente, se quedó todo en un susto. La primera mitad concluyó con un gol y una ocasión muy clara. Jesé anotaría el cuarto tanto tras un gran pase de Cristiano después de una carrera. El Éibar, por su parte, puso a prueba a Kiko Casilla antes de enfilar el túnel de vestuarios. Un saque de esquina de Jota lo remató muy bien Pantic, pero el catalán sacó una gran mano para evitar el tanto.
Mendilibar quiso corregir la descolocación de los suyos tras el descanso y dio entrada a Borja Bastón y Juncà en detrimento de Jota y Adrián González. La primera ocasión de la segunda mitad llegaría tras una pérdida de Nacho, que Keko aprovecho para dejar a Borja. El portero blanco metió muy bien el pie para desviar el balón y evitar el tanto del delantero madrileño. Al minuto siguiente sería Cristiano quien remató un gran centro de Isco y que paró muy bien Riesgo. Con el partido sentenciado, Zidane fue coherente y a los ocho minutos retiró del terreno de juego a Casemiro, jugador que se ha convertido fundamental en su esquema de juego, para dar entrada a Kovacic. Los cambios en el conjunto armero dieron su efecto y, ayudados por la marcha que bajaron los blancos, crearon más peligro que en la primera mitad. Zidane también quiso dar descanso a Carvajal y dio minutos a Danilo, a quien la afición pitó cada vez que tocó el balón, siendo el gran señalado de la catástrofe del pasado miércoles.
El Madrid sumó tres puntos que, salvo sorpresa mayúscula, van a ser superfluos, pero que permitieron a los blancos recuperar el pulso tras el shock del pasado miércoles. No nos engañemos. Todo aficionado del Real Madrid se alegró más por las sensaciones e intensidad que impusieron los menos habituales que por el resultado. James e Isco volvieron a sonreír y a jugar. Sobretodo lo segundo. Cuando ambos se asocian se ve al mejor Real Madrid. Ahora toca repetir intensidad y concentración el martes, que es cuando el equipo realmente se juega la temporada. Un resultado u otro puede cambiar mucho la planificación de la temporada.
Sólo repitieron tres jugadores con respecto al partido de Wolfsburgo en el once titular: Pepe, Casemiro y Cristiano. El central portugués, escoltado por Nacho, Carvajal y Arbeloa. Al centrocampista brasileño le acompañaron Isco y James y arriba dos mirlos seguirían al astro portugués: Jesé y Lucas. Toda una temeridad que jugara CR7 con el Real Madrid jugándose la temporada el martes, pero parece que es intolerable que Luis Suárez le adelante en el Pichichi. Por otra parte, llamó la atención que en el once inicial blanco hubiese siete canterano. Sí. Siete mirlos. ¿Cuánto hacia que Valdebebas no tenía una representación tan grande en el primer equipo en Liga?
El equipo armero se plantó en un soleado Santiago Bernabéu con Borja Bastón en el banquillo y con tres baleares sobre el once. José Luis Mendilibar hizo un planteamiento valiente que consistía en una defensa muy adelantada y una presión alta de todos sus hombres de ataque, acumulando hasta seis hombres en campo contrario. Pero con un transatlántico como el Real Madrid un planteamiento así debía de ejecutarse a la perfección o suponía un suicidio. Como así ocurrió. A los cuatro minutos, una entrada de Dani García sobre Jesé al borde del área la aprovechó James Rodríguez para abrir el marcador. El colombiano ejecutó muy bien una falta al palo derecho de Riesgo con la ayuda de Pepe, que tapó la visión del balón al portero visitante.
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James, celebrando el primer tanto / Imagen: LFP |
Los blancos aprovecharon la defensa adelantada del Éibar y la lentitud de los zagueros visitantes, sobretodo de Iván Ramis, para sentenciar el partido en apenas dos minutos. Pasado el cuarto de hora, Isco metió un buen pase entre líneas para que Cristiano recortara dentro del área y cediese el esférico a Lucas Vázquez para que el gallego hiciese el tercero. Todavía no se habían repuesto los de Mendilíbar del tortazo y se vieron en la lona. El K.O. llegaría dos minutos después. Un buen pase a la espalda de Ramis, a quien Jesé ganó en velocidad, acabó con una cesión a Cristiano Ronaldo para que el luso acabara de rematar el partido. Tres goles en menos de veinte minutos con un banquillo que se reivindicó y que lanzó un claro mensaje al míster.
El equipo vasco intentó crear peligro a través de centros de Keko Gontán y de internadas de Escalante, pero la concentración madridista neutralizó cualquier peligro, que fue poco. Los blancos, por su parte, seguirían amenazando el marco contrario con balones a la espalda de los centrales, que sufrieron mucho durante el partido. Esta vez sí que se vio a los de Zidane más concentrados que un bote de Fairy Nada como tocarte un poco el orgullo para reaccionar. Iván Ramis daría el susto a diez minutos del descanso con un fuerte golpe en la cabeza. Afortunadamente, se quedó todo en un susto. La primera mitad concluyó con un gol y una ocasión muy clara. Jesé anotaría el cuarto tanto tras un gran pase de Cristiano después de una carrera. El Éibar, por su parte, puso a prueba a Kiko Casilla antes de enfilar el túnel de vestuarios. Un saque de esquina de Jota lo remató muy bien Pantic, pero el catalán sacó una gran mano para evitar el tanto.
Mendilibar quiso corregir la descolocación de los suyos tras el descanso y dio entrada a Borja Bastón y Juncà en detrimento de Jota y Adrián González. La primera ocasión de la segunda mitad llegaría tras una pérdida de Nacho, que Keko aprovecho para dejar a Borja. El portero blanco metió muy bien el pie para desviar el balón y evitar el tanto del delantero madrileño. Al minuto siguiente sería Cristiano quien remató un gran centro de Isco y que paró muy bien Riesgo. Con el partido sentenciado, Zidane fue coherente y a los ocho minutos retiró del terreno de juego a Casemiro, jugador que se ha convertido fundamental en su esquema de juego, para dar entrada a Kovacic. Los cambios en el conjunto armero dieron su efecto y, ayudados por la marcha que bajaron los blancos, crearon más peligro que en la primera mitad. Zidane también quiso dar descanso a Carvajal y dio minutos a Danilo, a quien la afición pitó cada vez que tocó el balón, siendo el gran señalado de la catástrofe del pasado miércoles.
El Madrid sumó tres puntos que, salvo sorpresa mayúscula, van a ser superfluos, pero que permitieron a los blancos recuperar el pulso tras el shock del pasado miércoles. No nos engañemos. Todo aficionado del Real Madrid se alegró más por las sensaciones e intensidad que impusieron los menos habituales que por el resultado. James e Isco volvieron a sonreír y a jugar. Sobretodo lo segundo. Cuando ambos se asocian se ve al mejor Real Madrid. Ahora toca repetir intensidad y concentración el martes, que es cuando el equipo realmente se juega la temporada. Un resultado u otro puede cambiar mucho la planificación de la temporada.
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