Se cumplieron las expectativas. Manuel Pellegrini en un último acto de servicio al Real Madrid hizo del Manchester City un simple prólogo de la tercera final de Florentino Pérez y la primera de Zidane como entrenador. Los blancos, con varios titularísimo o lesionados o cojos, fueron muy superiores y pudieron cerrar la eliminatoria en la primera mitad. Buen partido de Kroos, excelente de Bale, Modric y Pepe, que volvió a hacer invisible al Kun Agüero. Pese a las bajas, hubo momentos en que no se sabía en qué bando había más cojos. Los citizens, con más cuenta corriente que equipo, pasaron sin pena ni gloria por sus primeras semifinales de Champions. Un Zidane todavía con la L de entrenador supo leer mejor los dos partidos que el entrenador de los 96 puntos. En definitiva, aunque los blancos no le hayan metido cuatro al Bayern como hace dos temporadas, llegan con la moral por las nubes y con serias opciones de lograr la Undécima.
Un glamouroso Santiago Bernabéu se tiñó de cartulinas azules y blancas para recordar a los jugadores que juntos no hay imposibles, la versión merengue de No dejes de creer. Rafa Nadal y Djokovic no quisieron perderse la cita en el palco, así como un cojo Cristiano Ronaldo, que sin el alta médica forzó su titularidad. El Manchester City, fosforito, recuperaba a Yaya Touré en el once, mientras que Jesé e Isco suplieron las bajas de Casemiro y Benzema. Sin embargo, los ingleses no comenzaron con buen pie (y nunca mejor dicho) porque a los diez minutos, Vincent Kompany tuvo que ser sustituido por lesión por Mangala. Tres minutos después, un centro de Carvajal medido a la cabeza de Cristiano se convertiría en la primera ocasión del encuentro.
El Madrid poco a poco fue ganando metros y llegando al área gracias al, de nuevo, decepcionante planteamiento citizen. Apenas presionaban y eso los blancos lo aprovecharon. A los veinte minutos, un pase entre líneas de Carvajal para Bale acabó con un golazo de vaselina por la escuadra. Con todo merecimiento, el galés ponía a los locales por delante con un Zidane que bebía agua para ayudar a menguar la tensión. Tres minutos más tarde, una gran triangulación acabó en las botas de Cristiano, que envió el balón al tercer anfiteatro. Los Skyblues adoptaron lo que yo denominó la técnica pitbull: comenzar manso y esperar a que le toquen sus partes para reaccionar. Se les vio fuera del partido y en ocasiones desbordados.
A diez minutos del final, el linier anuló de forma justa el segundo tanto madridista, que llegó en las botas de Pepe tras fuera de juego en un saque de falta lateral. En los últimos minutos, los blancos levantaron el pie del acelerador para dosificar esfuerzos de cara a la segunda mitad y los citizens lo aprovecharon para intentar intimidar el marco de un seguro Keylor Navas. La ocasión mas clara fue un disparo de Fernaninho que dio en la parte exterior del palo.
La segunda mitad siguió el mismo guión: el Manchester City previsible y pregando para que el Madrid perdiese balones cerca de su área. Pero los de Zizou salieron del vestuario hiperventilados, que diría Miguel Serrano. Tres acercamientos peligrosos en cinco minutos y tres remates a puerta en diez que hacían presagiar un dominio similar al de la primera mitad. A los diez minutos, Zidane dio entrada a Lucas Vazquez para imprimir mas velocidad a los últimos metros madridistas. Pellegrini vio que el centro del campo no lo tenía controlado porque Touré se vistió de Casper para pasar desapercido y dio entrada a Sterling para aprovechar las escasas ocasiones que pudieran tener. El técnico de Marsella, por su parte, metió a James para refrescar el centro del campo. Más leña al fuego.
En los últimos minutos, el Madrid cesó en el dominio, que durante setenta minutos había sido absoluto y eso ayudó a los citizens a ganar territorio. En la recta final, el Kun Agüero, secado por Pepe hasta ahora, tuvo la ocasión mas peligrosa de los visitantes en la segunda mitad. Pero el susto llegó con un mal apoyo de Keylor Navas que hizo temblar a todo el estadio. Ahora eran dos los cojos sobre el verde. El partido acabó con sufrimiento por ver al guardameta tico hacer apenas movimientos. Pero los visitantes no lo supieron aprovechar y acabaron el encentro en su campo aguantando el enésimo ataque madridista. Será la segunda final española (y madrileña) en apenas tres años. Simplemente acojonante. Llegará el día en que la UEFA nos haga pagar alguna tasa para participar en Europa. Aquí no llegan los petrodólares, pero se ha demostrado que no son necesarios para armar tres equipos que se reparten las finales europeas. Quedan 24 días para que Simeone se vea las caras contra Zidane, Griezmann contra Keylor, Cristiano contra el superimbatido Oblak. Pero antes, toca, primero, disfrutar del pase, y pelear por la Liga. ¡Nos vemos en Milán!
Un glamouroso Santiago Bernabéu se tiñó de cartulinas azules y blancas para recordar a los jugadores que juntos no hay imposibles, la versión merengue de No dejes de creer. Rafa Nadal y Djokovic no quisieron perderse la cita en el palco, así como un cojo Cristiano Ronaldo, que sin el alta médica forzó su titularidad. El Manchester City, fosforito, recuperaba a Yaya Touré en el once, mientras que Jesé e Isco suplieron las bajas de Casemiro y Benzema. Sin embargo, los ingleses no comenzaron con buen pie (y nunca mejor dicho) porque a los diez minutos, Vincent Kompany tuvo que ser sustituido por lesión por Mangala. Tres minutos después, un centro de Carvajal medido a la cabeza de Cristiano se convertiría en la primera ocasión del encuentro.
El Madrid poco a poco fue ganando metros y llegando al área gracias al, de nuevo, decepcionante planteamiento citizen. Apenas presionaban y eso los blancos lo aprovecharon. A los veinte minutos, un pase entre líneas de Carvajal para Bale acabó con un golazo de vaselina por la escuadra. Con todo merecimiento, el galés ponía a los locales por delante con un Zidane que bebía agua para ayudar a menguar la tensión. Tres minutos más tarde, una gran triangulación acabó en las botas de Cristiano, que envió el balón al tercer anfiteatro. Los Skyblues adoptaron lo que yo denominó la técnica pitbull: comenzar manso y esperar a que le toquen sus partes para reaccionar. Se les vio fuera del partido y en ocasiones desbordados.
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Zidane y Simeone se saludan antes del encuentro de Liga / Imagen: Reuters |
A diez minutos del final, el linier anuló de forma justa el segundo tanto madridista, que llegó en las botas de Pepe tras fuera de juego en un saque de falta lateral. En los últimos minutos, los blancos levantaron el pie del acelerador para dosificar esfuerzos de cara a la segunda mitad y los citizens lo aprovecharon para intentar intimidar el marco de un seguro Keylor Navas. La ocasión mas clara fue un disparo de Fernaninho que dio en la parte exterior del palo.
La segunda mitad siguió el mismo guión: el Manchester City previsible y pregando para que el Madrid perdiese balones cerca de su área. Pero los de Zizou salieron del vestuario hiperventilados, que diría Miguel Serrano. Tres acercamientos peligrosos en cinco minutos y tres remates a puerta en diez que hacían presagiar un dominio similar al de la primera mitad. A los diez minutos, Zidane dio entrada a Lucas Vazquez para imprimir mas velocidad a los últimos metros madridistas. Pellegrini vio que el centro del campo no lo tenía controlado porque Touré se vistió de Casper para pasar desapercido y dio entrada a Sterling para aprovechar las escasas ocasiones que pudieran tener. El técnico de Marsella, por su parte, metió a James para refrescar el centro del campo. Más leña al fuego.
En los últimos minutos, el Madrid cesó en el dominio, que durante setenta minutos había sido absoluto y eso ayudó a los citizens a ganar territorio. En la recta final, el Kun Agüero, secado por Pepe hasta ahora, tuvo la ocasión mas peligrosa de los visitantes en la segunda mitad. Pero el susto llegó con un mal apoyo de Keylor Navas que hizo temblar a todo el estadio. Ahora eran dos los cojos sobre el verde. El partido acabó con sufrimiento por ver al guardameta tico hacer apenas movimientos. Pero los visitantes no lo supieron aprovechar y acabaron el encentro en su campo aguantando el enésimo ataque madridista. Será la segunda final española (y madrileña) en apenas tres años. Simplemente acojonante. Llegará el día en que la UEFA nos haga pagar alguna tasa para participar en Europa. Aquí no llegan los petrodólares, pero se ha demostrado que no son necesarios para armar tres equipos que se reparten las finales europeas. Quedan 24 días para que Simeone se vea las caras contra Zidane, Griezmann contra Keylor, Cristiano contra el superimbatido Oblak. Pero antes, toca, primero, disfrutar del pase, y pelear por la Liga. ¡Nos vemos en Milán!
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