Si los partidos post-selección son peligrosos, el Real Madrid puede darse con un canto en los dientes. En una jornada que se presumía con altibajos en la clasificación, los de Zidane han salido airosos y han aumentado su ventaja con respecto a sus dos perseguidores. No era fácil. Nada fácil. Los blancos fueron muy superiores a los colchoneros en la primera mitad y supieron frenar las envestidas locales de la segunda para matar un maravilloso partido. Fue un maravilloso partido por cartel, por jugadores, por intensidad y por ritmo. Se vio al mejor Isco desde que viste de blanco, a un Modric que vuelve a ser Modric, a un Carvajal que recupera su mejor versión y a un Cristiano que con un hat-trick no pudo redondear de mejor forma su último partido de Liga en el Vicente Calderón. Además, sin Sergio Ramos, sin Pepe y sin Casemiro el Real Madrid consiguió sumar su segundo partido consecutivo sin encajar y su cuarto en Liga.
Carlos Kameni había asegurado el liderato de los blancos dos horas antes en el Camp Nou. Un gran Málaga se sobrepuso a las siete bajas y consiguió un empate que sabía a oro para los malacitanos y suponía un alivio para los blancos. Seguramente por eso (el liderato estaba asegurado pasara lo que pasara), Zidane optó por no incluir a Sergio Ramos en el once titular, pues el martes en Lisboa se juegan el pase a octavos de final en Champions League. Lisboa, ¡qué recuerdos!. No merecía la pena arriesgar a estas alturas de la temporada. Su puesto en el once lo ocupó Nacho Fernández, que se ha convertido en una solución más que rentable para la zaga. El segundo nombre destacado era el de Lucas Vázquez. El extremo de Curtis fue el gran beneficiado de la lesión de Morata y de la recuperación parcial de Benzema para hacerse un hueco en el once. El técnico francés, en un acto de valentía, apostó por él.
El arranque fue trepidante. Ambos equipos, con un ritmo eléctrico, se propusieron disfrutar y salir a por el partido. Los blancos juntaron las tres líneas para impedir que los de Simeone encontraran espacios con facilidad. Bien conducidos por Gabi y Koke en el medio y con Saúl Ñíguez como principal filón, el Atlético buscó penetrar la defensa madridista con balones a la espalda de los centrales. La intensidad en el medio comenzó a cesar y a partir de los diez minutos comenzaron a llegar las ocasiones. Saúl fue quien estrenó la estadística a los ocho minutos con un empalme desde la banda izquierda. Pero sería Cristiano Ronaldo quien diese el primer aviso serio. Un centro de Marcelo acabó en la cabeza del portugués que Jan Oblak despejó sobre la línea. Una ocasión que invitaba al debate del gol fantasma, pero que difícilmente encontraba una respuesta sólida. Aquí comenzaría otro partido.
Poco a poco los madridistas fueron monopolizando el dominio del partido. El Atlético se veía incómodo sin el balón y el Madrid aprovechó varias imprecisiones en defensa para sembrar la inseguridad. Pero pasado el minuto veinte se escucharía el aullido de Cristiano Ronaldo. Un disparo de falta del luso desde treinta metros que desvió la barrera se coló por el palo derecho de Oblak y ponía por delante a los madridistas. A partir del gol, los visitantes se encontrarían cómodos con y sin el balón. El triángulo mágico formado por Modric, Kovacic e Isco dio fluidez al ataque blanco y desgastó a los locales. El Real Madrid giraba alrededor de Isco, que jugó su mejor partido con la zamarra blanca. Zidane había hecho una apuesta y su pizarra le estaba respondiendo. El Atlético, por su parte, fue un manojo de nervios desde el gol. A través de alguna individualidad intentaron llegar al área visitante. No obstante, el Atleti fue presa de su propia aceleración mal medida.
Tras el descanso salió otro Atlético. Parecía que once jugadores diferentes se habían puesto la camiseta rojiblanca. En el vestuario dejaron los complejos y los nervios y sometieron durante un cuarto de hora a los blancos a un verdadero torbellino. Un torbellino de ocasiones y de ritmo. Los del Cholo Simeone salieron con dos marchas más y eso obligó a Keylor Navas a estirarse más de lo que lo había hecho durante el primer periodo. Pero el ímpetu local lo acabarían neutralizando poco a poco los madridistas. Al Atlético le urgía tener el balón para conseguir acercarse al marco del tico. Adelantaron en exceso las líneas y eso los blancos lo aprovecharon para armar una contra. Varane inició de cabeza una de ellas. Despejó un balón de cabeza y Cristiano Ronaldo condujo el esférico hasta el área de Oblak. Sin embargo, ahí Savic le trabaría para cometer penalti. Una acción torpe e inocente que desde los once metros les costaría el segundo tanto.
Sin prácticamente tiempo para celebrar el segundo tanto, los blancos construyeron el tercero. Ese tercer gol llegó a raíz de una acción muy simple. Se juntaron un gran pasador, un gran conductor y un gran finalizador. Así de sencillos son los ingredientes para elaborar un gol. Isco cedió a Gareth Bale, que cabalgó treinta metros y dentro del área cedió para que Cristiano Ronaldo anotara el tercer gol. La peor pesadilla de todo aficionado del Atlético se cumplió: ver a CR7 anotar un hat-trick en el último derbi liguero en el Vicente Calderón. No hay mejor forma de preparar un partido fundamental como es el del próximo martes. Fundamental porque Lisboa no será escenario fácil para el Real Madrid. Los blancos se juegan el pase a los octavos de final y llegan de la mejor forma posible. Con la mayoría de jugadores enchufados físicamente y con la moral por las nubes tras una victoria que les permite afrontar los próximos partidos con menor presión, que no relajación. Noche (y jornada) redonda.
Anotando...
Keylor Navas: 7. Respondió cuando el equipo estaba cansado. No vale por lo que para, que también. Sino por la seguridad que ofrece.
Carvajal: 7. Serio atrás y compacto. Le vinieron muy bien las ayudas de Kovacic. Recuperando el nivel.
Varane: 6. Con la confianza y seguridad que había perdido.
Nacho: 8. El jugador que todo entrenador quiere tener. Sin hacer ruido, trabaja, suma y corrige los errores de los compañeros.
Marcelo: 5. Bien atrás e innecesario arriba.
Kovacic: 8. No solo abarcó campo y recuperó balones. También juntó y ordenó todo el ataque blanco.
Modric: 7. En su línea. Repartió ocasiones y se juntó con Kovacic e Isco para hacer un centro del campo impenetrable.
Isco: 9. Omnipresente. Repartió juego y vertebró a un equipo que giró a su alrededor. Su mejor partido de blanco.
Lucas Vázquez: 6. Se consagra como el comodín perfecto de Zidane. Más cerca o más lejos del área siempre cumple. Enlazó centro del campo y delantera.
Gareth Bale: 7. Sacrificado en defensa y fundamental en ataque. Una galopada valió el tercer tanto.
Cristiano Ronaldo: 7. Marcó de falta, de penalti y de jugada. Recuperó el gol y la sonrisa. Apareció el rematador que el equipo necesitaba.
Benzema: 6. Pese a salir de una lesión se animó a conducir algún que otro contragolpe.
James Rodríguez: 5. No tuvo tiempo de hacerse notar. Salió en los últimos coletazos locales.
Marco Asensio: 5. Se estrenó en un derbi con apenas minutos. Dos controles y poco más.
Carlos Kameni había asegurado el liderato de los blancos dos horas antes en el Camp Nou. Un gran Málaga se sobrepuso a las siete bajas y consiguió un empate que sabía a oro para los malacitanos y suponía un alivio para los blancos. Seguramente por eso (el liderato estaba asegurado pasara lo que pasara), Zidane optó por no incluir a Sergio Ramos en el once titular, pues el martes en Lisboa se juegan el pase a octavos de final en Champions League. Lisboa, ¡qué recuerdos!. No merecía la pena arriesgar a estas alturas de la temporada. Su puesto en el once lo ocupó Nacho Fernández, que se ha convertido en una solución más que rentable para la zaga. El segundo nombre destacado era el de Lucas Vázquez. El extremo de Curtis fue el gran beneficiado de la lesión de Morata y de la recuperación parcial de Benzema para hacerse un hueco en el once. El técnico francés, en un acto de valentía, apostó por él.
El arranque fue trepidante. Ambos equipos, con un ritmo eléctrico, se propusieron disfrutar y salir a por el partido. Los blancos juntaron las tres líneas para impedir que los de Simeone encontraran espacios con facilidad. Bien conducidos por Gabi y Koke en el medio y con Saúl Ñíguez como principal filón, el Atlético buscó penetrar la defensa madridista con balones a la espalda de los centrales. La intensidad en el medio comenzó a cesar y a partir de los diez minutos comenzaron a llegar las ocasiones. Saúl fue quien estrenó la estadística a los ocho minutos con un empalme desde la banda izquierda. Pero sería Cristiano Ronaldo quien diese el primer aviso serio. Un centro de Marcelo acabó en la cabeza del portugués que Jan Oblak despejó sobre la línea. Una ocasión que invitaba al debate del gol fantasma, pero que difícilmente encontraba una respuesta sólida. Aquí comenzaría otro partido.
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Los jugadores blancos abrazan a Cristiano Ronaldo tras el segundo tanto/ Imagen cedida por La Liga |
Poco a poco los madridistas fueron monopolizando el dominio del partido. El Atlético se veía incómodo sin el balón y el Madrid aprovechó varias imprecisiones en defensa para sembrar la inseguridad. Pero pasado el minuto veinte se escucharía el aullido de Cristiano Ronaldo. Un disparo de falta del luso desde treinta metros que desvió la barrera se coló por el palo derecho de Oblak y ponía por delante a los madridistas. A partir del gol, los visitantes se encontrarían cómodos con y sin el balón. El triángulo mágico formado por Modric, Kovacic e Isco dio fluidez al ataque blanco y desgastó a los locales. El Real Madrid giraba alrededor de Isco, que jugó su mejor partido con la zamarra blanca. Zidane había hecho una apuesta y su pizarra le estaba respondiendo. El Atlético, por su parte, fue un manojo de nervios desde el gol. A través de alguna individualidad intentaron llegar al área visitante. No obstante, el Atleti fue presa de su propia aceleración mal medida.
Tras el descanso salió otro Atlético. Parecía que once jugadores diferentes se habían puesto la camiseta rojiblanca. En el vestuario dejaron los complejos y los nervios y sometieron durante un cuarto de hora a los blancos a un verdadero torbellino. Un torbellino de ocasiones y de ritmo. Los del Cholo Simeone salieron con dos marchas más y eso obligó a Keylor Navas a estirarse más de lo que lo había hecho durante el primer periodo. Pero el ímpetu local lo acabarían neutralizando poco a poco los madridistas. Al Atlético le urgía tener el balón para conseguir acercarse al marco del tico. Adelantaron en exceso las líneas y eso los blancos lo aprovecharon para armar una contra. Varane inició de cabeza una de ellas. Despejó un balón de cabeza y Cristiano Ronaldo condujo el esférico hasta el área de Oblak. Sin embargo, ahí Savic le trabaría para cometer penalti. Una acción torpe e inocente que desde los once metros les costaría el segundo tanto.
Sin prácticamente tiempo para celebrar el segundo tanto, los blancos construyeron el tercero. Ese tercer gol llegó a raíz de una acción muy simple. Se juntaron un gran pasador, un gran conductor y un gran finalizador. Así de sencillos son los ingredientes para elaborar un gol. Isco cedió a Gareth Bale, que cabalgó treinta metros y dentro del área cedió para que Cristiano Ronaldo anotara el tercer gol. La peor pesadilla de todo aficionado del Atlético se cumplió: ver a CR7 anotar un hat-trick en el último derbi liguero en el Vicente Calderón. No hay mejor forma de preparar un partido fundamental como es el del próximo martes. Fundamental porque Lisboa no será escenario fácil para el Real Madrid. Los blancos se juegan el pase a los octavos de final y llegan de la mejor forma posible. Con la mayoría de jugadores enchufados físicamente y con la moral por las nubes tras una victoria que les permite afrontar los próximos partidos con menor presión, que no relajación. Noche (y jornada) redonda.
Anotando...
Keylor Navas: 7. Respondió cuando el equipo estaba cansado. No vale por lo que para, que también. Sino por la seguridad que ofrece.
Carvajal: 7. Serio atrás y compacto. Le vinieron muy bien las ayudas de Kovacic. Recuperando el nivel.
Varane: 6. Con la confianza y seguridad que había perdido.
Nacho: 8. El jugador que todo entrenador quiere tener. Sin hacer ruido, trabaja, suma y corrige los errores de los compañeros.
Marcelo: 5. Bien atrás e innecesario arriba.
Kovacic: 8. No solo abarcó campo y recuperó balones. También juntó y ordenó todo el ataque blanco.
Modric: 7. En su línea. Repartió ocasiones y se juntó con Kovacic e Isco para hacer un centro del campo impenetrable.
Isco: 9. Omnipresente. Repartió juego y vertebró a un equipo que giró a su alrededor. Su mejor partido de blanco.
Lucas Vázquez: 6. Se consagra como el comodín perfecto de Zidane. Más cerca o más lejos del área siempre cumple. Enlazó centro del campo y delantera.
Gareth Bale: 7. Sacrificado en defensa y fundamental en ataque. Una galopada valió el tercer tanto.
Cristiano Ronaldo: 7. Marcó de falta, de penalti y de jugada. Recuperó el gol y la sonrisa. Apareció el rematador que el equipo necesitaba.
Benzema: 6. Pese a salir de una lesión se animó a conducir algún que otro contragolpe.
James Rodríguez: 5. No tuvo tiempo de hacerse notar. Salió en los últimos coletazos locales.
Marco Asensio: 5. Se estrenó en un derbi con apenas minutos. Dos controles y poco más.
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